"Navegamos sin más pretensiones que ver los ríos libres"

Jorge Mazzochi, Sebastián Arena y Hernán Gigena partieron días atrás en kayak desde El Pintado a Buenos Aires.

“La hoja es el equivalente a la vida”

Entrevista con Franco Rivero

viernes, 18 de junio de 2010

“El indígena es solución para muchos de nuestros males”


En el mes de abril se presentó en Misiones el trabajo “Guaraní Retã” - Pueblos de la frontera de Argentina, Brasil y Paraguay, organizado por la Universidad Nacional de Misiones y el Equipo Misiones de Pastoral Aborigen. El trabajo permite visualizar la localización de las comunidades guaraníes en la provincia de Misiones y en el amplio territorio transfronterizo que ocupan. Los organizadores explicaron que se trata de “una herramienta de vital importancia”, porque “es el primer mapa transfronterizo desde que se trazaron las fronteras actuales”.

Para el reconocido antropólogo y jesuita
Bartomeu Meliá, actualmente existen nuevos “Muros de Berlín” que impiden el reconocimiento real de las comunidades originarias. Aunque nació hace 78 años en Porreres, España, el antropólogo y jesuita Bartomeu Meliá se define como “un guaraní más”. Y no es para menos. Desde 1954 se encuentra radicado en Paraguay, donde estudia incansablemente la lengua y cultura de los pueblos originarios de esta parte del continente sudamericano.

El reconocido investigador visitó Posadas para la presentación del “Mapa de los pueblos guaraníes en la fronteras Argentina, Brasil y Paraguay” un trabajo que permite visualizar la localización exacta en la que viven estas comunidades aborígenes.

“Una Nación que no sabe defender los derechos de los indígenas se aleja cada vez más de la democracia, inclusive de sí misma”, expresó. Meliá advierte sobre la existencia de nuevos “Muros de Berlín” que impiden el reconocimiento real de las comunidades originarias. Alerta sobre otras amenazas como la expulsión de tierras ancestrales y la destrucción del medio ambiente; y propone acabar con la idea de que el indígena es un problema. “El indígena es solución para muchos de nuestros males”, asegura.

Durante la presentación del mapa expresó que la mayoría de los pueblos originarios sufren de nuevos “Muros de Berlín” ¿Cuáles son?


Al final de la segunda guerra mundial, un muro separó al pueblo alemán durante cuarenta años. Los alemanes permanecieron fragmentados en dos mundos, con muy diferentes modos de vivir. Muros parecidos a esos, aunque invisibles, son los que experimentan y sufren nuestros pueblos indígenas hoy. Estas murallas se traducen en políticas nacionales muy diferentes de un país a otro. No existen políticas unificadas de reconocimiento de los territorios de los pueblos indígenas, políticas lingüísticas, sanitarias ni educativas. Por eso es tan importante este mapa, porque permite conocer la realidad transfronteriza de los pueblos. Hay que entender que el territorio guaraní no es un territorio nacional, como nosotros lo vemos.


¿Qué problemáticas comunes se detectan en esa realidad transfronteriza de los pueblos guaraníes?


El primer problema es la cuestión de territorio, que es distinto a decir tierra. El mantenimiento del territorio indígena es de vital importancia para el presente y el futuro, por ser reserva de agua, manantiales, selva, biósfera; en fin, reservas de vida. Ese primer problema desencadena una desestructuración desquiciada en los modos de vida habitual de los guaraníes. Es como si nos obligaran de repente a adaptarnos al Polo Norte, y claro, a eso les obligamos a los pueblos indígenas permanentemente, a cambios estructurales en sus formas de vida.
Además, coexiste la manía y soberbia que tenemos de querer enseñar a los indígenas con un tipo de escuela que muchas veces significó un fracaso hasta para nosotros mismos. Porque las escuelas públicas, en la mayoría de los países presentan muchos más problemas que soluciones. Hay que rever este modelo de mala educación que estamos imponiendo a los indígenas, sin saber siquiera su lengua y cultura.
Entonces, la desestructuración del ambiente, del territorio y de la educación, repercute inevitablemente en la salud y en la vida de los indígenas.

¿Cuál es la situación de las comunidades Mbya de Misiones?


El problema aquí, como en todos lados, pasa principalmente por el territorio. Vemos en el mapa que esta provincia muestra mucho espacio de color verde, que significa vegetación, pero hay que aclarar que ese tono es engañoso porque es de pinos, que representa una enorme distorsión de la ecología originaria. Otros problemas que aquejan a estas comunidades tienen que ver con el medio ambiente, el acceso a los recursos naturales, al trabajo y la alimentación.

En este contexto, ¿cuáles son los desafíos para nuestras naciones hoy?

Mostrar que ellos son diferentes, que son culturas propias, pero que no son cosas del pasado. Ellos son presente para nosotros y tienen derecho a ser presente entre nosotros. Y debemos entender que no son problema, sino soluciones para muchas cosas. Tenemos que acabar con la idea de que el indígena es problema. El indígena es solución para muchos de nuestros males. Una Nación que no sabe defender los derechos de los indígenas se aleja cada vez más de la democracia, inclusive de sí misma.
Fuente: territoriodigital.com

jueves, 10 de junio de 2010

Bicentenario o papelones institucionales?:


Qué decir en Mayo que no se haya dicho antes? Qué hay de nuevo para reivindicar que no sea la palabra Libertad, o denunciar las injusticias o proclamar el sueño de vernos iguales con aquellos que quieran habitar este maravilloso suelo argentino?


Sin embargo la lucha pervive. Con la alegría y claridad suficiente como para continuar llevando el mensaje de respeto y preservación de nuestra salud, autonomía y sueños. Para eso necesitamos estar consustanciados con una acertada idea de lo que es salud, independencia y compromiso hacia nuestra realidad local.


Hay tanto por reivindicar, denunciar y proclamar:

Miro mi entorno y a primera vista observo que las cadenas siguen también vigentes. Que también están vigentes ciertos personajes que no reparan en el daño que le causan a nuestra nacionalidad alentando a la emigración de cerebros, por ejemplo

Veo aun carpas negras en los yerbatales.

Veo al monstruoso monocultivo que nos está envolviendo impunemente.

Veo a capitales extranjeros chupándonos los humedales y comprando propiedades acá mismo, en nuestras fronteras, o estimulando -con poca o ausente restricción del estado- el cultivo del Burley y el Eliotti.

Veo a comunidades de obreros o esclavos en negro dentro de un sistema estoicamente simpático y que mira para otro lado mientras unos pocos se enriquecen.

Veo gigantescas cortinas de humo cuando se valen de la inocencia y la fe de muchos para construir un centro de adoración en nombre de la industria sin chimeneas. Como una magnífica cruz en la serranía, como un faraónico templo del conocimiento, o una glamorosa costanera mientras se pide que el mismo pueblo se haga cargo del pueblo promocionando graciosamente a un proyecto de “hambre cero”.


Veo más gente movilizada por trabajo que por planes sociales.


Acabo de llegar de la Gran Feria Internacional del Libro de Buenos Aires en el Predio Ferial de Palermo, y para sorpresa de varios escritores que participáramos de ella no aparecimos en el programa y agenda publicada en línea y sobre papel (Revista Ñ). Creo que nos merecemos una cuota mayor de respeto por cuanto hacemos por movidas culturales de renombre local, nacional e internacional. La discriminación sigue de moda cuando simpáticamente se nos quiere hacer creer que tenemos una provincia adulta que crece en paz. Falta mucho para que las instituciones culturales de nuestra provincia alcancen la adultez necesaria para que acepte el disenso y haya igualdad de condiciones para exponer y promocionar a mentores culturales de la pcia.


Bicentenario:

No me significa ni más ni menos un despilfarro de fondos para grandilocuentes obras donde poca participación tiene las bases de cada rubro representativo, en nuestro caso, de las letras.


Un bicentenario donde sigue siendo tapa de diarios la deforestación y el desplazamiento entero de comunidades de pueblos originarios, no me parece festejable.


Somos concientes, los del interior de la provincia, que las calamidades que acontecen en nuestra realidad cotidiana están como distantes de la comprensión de la gente que vive en la ciudad capital de la pcia. y menos aun en la gran capital del país.


Vivimos en un lugar con una inmensa mayoría de inmigrantes que vinieron a trabajar la tierra y que no están dispuestos ni entra en su forma de vida el manifestarse y reclamar por lo que les corresponde por derecho individual y legítimo. Admiro fervientemente a la gente de Gualeguaychú, por ejemplo. Esa larga lucha en contra de un sistema permisivo que atenta contra la tranquilidad y salud zonal por la puesta en marcha de una pastera en Frai Bentos (Uy). Sin embargo por acá seguimos como aplaudiendo el “progreso” gracias a estos emprendimientos pasteros. En la zona nos están por bombardear de represas y somos unos pocos los que resistimos: Parece mentira lo que nos pasa, tanta tibieza, tanta falta de apasionamiento por preservar nuestros recursos naturales y que podamos vivir saludables y no rodeados de magníficos centros hospitalarios.


Hay tanto por testimoniar; por eso invito a nuestros ejércitos de poetas y artistas para que se hagan partícipes de nuestra realidad, que es posible un cambio, que nada está perdido aun. A nosotros se nos está permitido la palabra, la idea y un proyecto posible donde la falta de respeto y la discriminación sean arrancadas de cuajo de nuestra tierra. Acorralar, desenmascarar, desaletargar a nuestros dirigentes para que la cultura y la educación sean prioridades insoslayables en nuestra realidad provincial. Es suficiente con levantar banderas locales, apelar a las tribus, sin dispersarnos demasiado. Es necesario enfocarnos en reclamar lo que nos corresponde: Respeto, libertad y sueños para que cuando nos vayamos de este plano fugaz dejemos un lugar más justo, más libre y más limpio.



Hace más de 500 años la luz negra de la peste


atracó en playas doradas por una corona y el evangelio.

Hace más de 200 años la incertidumbre de vivir

una emancipación a medias,

hace 35 años el espanto de habitar un lugar

donde el disenso fue declarado clandestino.

hace 30 Malvinas y una mentira

mar, frío y sangre olvido valerosa.


Hace apenas unos días, unas horas, unos minutos

un par de niños hambreados,

un viejo solo en un hospital,

un cortejo silencioso de un nadie,

una salobre conciencia de lo que se intenta tapar

con salvas y bengalas en el cielo de mi patria.


Hace a penas unos canales

la virulenta sinrazón del odio y el pánico;

la supervivencia en los basurales.

y mientras una eterna fila de ancianos pervive con migajas

nacen niños en los semáforos

y un presente mórbido fogonea pasta base en las plazas.


Hace apenas unos segundos

cadáveres de árboles nativos en camiones

como en sórdido cortejo de abúlicos.

Hace apenas 200 años que quiero ser libre

que me duelen los costados

y esta corona de espinas

de millones de hermanos que no ven

que no ven… que esas mismas luces tienen sombras

de las cuales nadie se ocupa,

a pesar de tanto festejo y despilfarro.


Theodosio A. Barrios - Grupo Literario Dementeazul - Eldorado (Mnes-Argentina)

Soja transgénica causa mortalidad e infertilidad según científicos rusos

Investigadores rusos han encontrado que hámsteres alimentados con soja transgénica no han podido reproducirse después de tres generaciones alimentados con soja. El experimento (que será publicado en julio) fue realizado durante dos años por investigadores del Instituto de Ecología y de la Evolución de la Academia de Ciencias de Moscú, y la Asociación Nacional Rusa para la seguridad de los genes. Los investigadores trabajaron con cuatro grupos de hámsteres: uno alimentado sin soja, otro con soja no transgénica, un tercero con soja transgénica y un cuarto con cantidades mayores de soja transgénica.


Luego de alimentar a los hámsteres durante dos años, al llegar a la tercera generación se constataron resultados devastadores en aquellos alimentados con soja transgénica y en particular en aquellos con dietas más altas de la misma. Al llegar a la tercera generación, la mayoría de los hámsteres alimentados con soja transgénica habían perdido la capacidad de tener descendencia; también se constató un crecimiento más lento y una alta tasa de mortalidad entre las crías.


En otro estudio realizado en Rusia y publicado a principios de este año, los investigadores concluyeron que los animales tuvieron un crecimiento retardado, alta mortalidad entre las crías, e incluso crecimiento del pelo dentro de la boca de los hámsteres. Aunque otros estudios han demostrado alta mortalidad en animales de laboratorio alimentados con soja transgénica, uno de los investigadores (el biólogo ruso Alexey V. Surov) comentó que se necesita más investigación, ya que la infertilidad y la anormalidad del pelo pueden no ser causadas solamente por la soja transgénica o por organismos genéticamente modificados, sino que tal vez podría ser el resultado de una combinación de contaminantes en la alimentación, tal como el Round Up que se encuentra en concentraciones muy altas en la soja y maíz transgénico de Monsanto.


Las palabras del investigador Surov son ilustrativas: “No tenemos derecho a usar organismos genéticamente modificados hasta no comprender sus posibles efectos adversos, no sólo hacia nosotros sino también para las futuras generaciones. Para clarificar esto es imperiosa la necesidad de llevar a cabo estudios completos y detallados sobre el tema. Cualquier tipo de contaminación debe ser sometida a estudio antes de pasar al consumo y los organismos genéticamente modificados sólo son una de ellas”.


¿Y en nuestros platos qué servimos? En nuestro país se cultivan la soja y el maíz transgénicos de Monsanto y un segundo maíz (transgénico) de la compañía Syngenta. Estamos consumiendo los productos de ambos cultivos sin contar con la información adecuada para elegir si queremos o no alimentarnos con soja o maíz transgénico.

Los cultivos transgénicos han sido rechazados en varios países europeos e incluso en varios países escandinavos está prohibida la entrada de alimentos que contengan transgénicos. La Unión Europea cuenta además con una regulación que no permite la comercializació n de ningún alimento procesado que tenga más de 1% de trangénico. ¿Será que los europeos cuentan con más información que la que tenemos nosotros? ¿O será que simplemente somos conejillos de India para las industrias?


La investigación en los hámsteres mostró que después de tres generaciones se constató infertilidad, retardo en crecimiento, crecimiento de pelos en la boca y alta mortalidad entre las crías. Si se quisiese hacer esta misma observación en seres humanos, se tendría que esperar al menos cuarenta años más y cuando se constaten estos impactos será demasiado tarde y probablemente la respuesta de la industria será: sus gobiernos nos aprobaron y nos permitieron el cultivo de nuestras semillas y el uso de nuestros agrotóxicos. ¿Cuál será la reacción de nuestras futuras generaciones?


Los resultados de los investigadores rusos junto con otras investigaciones que han sido publicadas desde hace bastante tiempo, deberían de ser una alerta para que las autoridades competentes investiguen sobre los impactos que estos cultivos provocan en la salud y no simplemente esperar que los impactos comiencen a aparecer para empezar a tomar medidas.


www.ecoportal. net Artículo basado en: Genetically Modified Soy Linked to Sterility, Infant Mortality in Hamsters RAPAL Uruguay - www.rapaluruguay. org